El Jueves Santo amaneció con una luz increíblemente bella,
nada hacia presagiar lo que en varias horas nos caería encima, a parte de que
la tarde se metió en aguas, un aluvión de informaciones desde la Capilla de los
Ángeles hasta la Colegiata del Salvador, nos anunciaban que no habría tal día
tan esperado.
No pudimos contemplar en la calle aquello por lo que todos
los sevillanos y no tan sevillanos, entendíamos que era la obligación de tal
Jueves Santo. No escuchamos música de capilla esa tarde ni en el semblante del
Cristo de la Fundación, ni en el rostro del Cristo cuando es Descendido,
tampoco escuchamos el sonido del rachear de los costaleros del Señor cargando
con su Cruz, ni del Nazareno que levanta Pasiones, tampoco disfrutamos de la
Redención en la Oración en el Huerto, ni de las Cigarreras detrás de su
misterio de Columna y Azotes, ni de una exiliada Exaltación a los sones del
Sol.
Pero esto no fue todo, aún nos quedaba quedarnos sin las
bellísimas Dolorosas del día, desde la noche caída con un Salvador abarrotado
para ver a la Virgen de la Merced, quizás en silencio por última vez. Tampoco
embelezarnos con la marcha esperada de Virgen del Valle cuando avanza esta por
la calle Cuna ya de recogida. Esperar al Misterio de la Quinta Angustia, para
ver el destrozado rostro de la Dolorosa bajo el portal del Postigo. Ver por
Sales y Ferrer la mecida de la Virgen del Rosario a los sones de su marcha, con
sus mecidas a los que sus rosarios bailan con los valares. Apreciar a la Virgen
de la Victoria, bella entre las bellas, acercarse por la calle Castelar con su
elegancia y sobriedad regía tal de una Reina. Reencontrarnos cada Jueves Santo
con la Virgen de las Lágrimas pasando ante las puertas de su sede, a la que
pronto pretende volver, con su hermoso paso de palio totalmente restaurado. Y
comenzando la tarde del Jueves, ver por la plaza de San Pedro a la Virgen de
los Ángeles con la marcha que recuerda a tu Machín eterno…
Eterna la jornada de este esperado día que nos hace comenzar
la jornada que terminamos en el Sábado Santo, jornada que nos enlaza desde la
Capilla de la Fábrica de Tabacos, a la de los Marineros en la madrugá y esta
misma con la del Cristo de la Expiración del Viernes Santo o la Parroquia de la
O. Enlazar desde los Terceros con la Exaltación, al Templo de la Hermandad de
los Gitanos, y a su vez con los Hermanos Trinitarios. O el Calvario relevando a
la Quinta Angustia, para a su vez ser relevado por Montserrat….Así es como se
nos muestra cualquier Jueves Santo Eterno…aunque tendremos que esperar para el
próximo.
Fotografías de la web de Pasión en Sevilla y del Blog Pasión
en la Distancia.
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