Las previsiones daban probabilidad de agua y seguíamos
mirando al cielo tal y como habíamos comenzado las jornadas de vísperas, sin
embargo, y tras retrasar lo máximo posible en el tiempo su salida, la Hermandad
de la Paz se hizo presente en el Porvenir a las dos y seis minutos de este
domingo y sus nazarenos blancos pusieron normalidad al ser los primeros en
salir de la jornada tal y como está mandado, con un ritmo un poco mas ligerito
de lo normal, pero no por ello menos hermoso, en menos de una hora, estaba la
cofradía en la calle, eso si, modificaron el itinerario de ida, y al llegar a
la Puerta de Jerez, avanzarían por la avenida hasta salir a la Plaza Nueva y Tetuán.
Desde el Salvador, se informo lo que muchos sevillanos
intuíamos, si por la tarde noche las probabilidades de lluvia eran mas escasas,
volveríamos a disfrutar del paso de la Sagrada Entrada con las luces de la
noche, y así ocurrió, pocos minutos pasaron de las cinco menos cuarto y un
nazareno de la Cofradía de Jesús Despojado pidió la venia en Campana para
inaugurar la Carrera Oficial de esta bendita Ciudad. El paso de misterio de los
Despojos realizó su dificultosa salida a la plaza de Molviedro a los sones del
particular tocar de la Agrupación de Virgen de los Reyes, que tras interpretar
la marcha real, y levantarse al cielo el paso, comenzó a sonar “Tu
Misericordia”, el Señor lucia túnica blanca, el exorno sobre el dorado del
canasto eran rosas de un tono entre rosa y moradas claras, con la plaza
abarrotada comenzaba su clase de saber andar para alegría de los presentes,
muchas chaquetas y móviles arriba para inmortalizar el momento. La respiración
la contuvimos cuando le tocaba salir al paso de Palio de la Virgen de los
Dolores y Misericordia, que sus costaleros con mimo y mucho corazón pusieron en
la calle entre aplausos del respetable que allí estaba aguardando la espera.
Poco a poco y con algunos retrasos todas las cofradías
salieron a realizar su Estación de Penitencia tal y como esperábamos los
jartibles cofrades, los hermanos de la Hermandad de la Paz, y de la Hiniesta,
hicieron un gran esfuerzo por llegar en hora a la Plaza de la Campana y no
dejar mucho retraso, y en su año de su coronación la Virgen de la Paz atravesó
la plaza con prisas pero sin pausa, con elegancia y andando sobre los pies, y
luciendo esa belleza radiante que solo la Dolorosa del Porvenir es capaz de
lucir cada Domingo de Ramos, con su marcha llegaba hasta el palquillo de
autoridades con la candelería a medio encender y sus ramos de fanal de claveles
blancos. Coronación, se interpretó haciéndole un guiño a la que hace 25 años estuvo en su casa y realizó su Estación de
Penitencia desde San Sebastián, mientras se creaba la nueva Parroquia del
Barrio del Cerro del Águila y se despidió esta gran chicotá con la marcha
dedicada a la Dolorosa de Francisco Pizarro, Virgen de la Paz.
El paso de Misterio de la Sagrada Cena bajaba por la Calle
Laraña para revirar hacia Orfila a los sones cigarreros de la marcha “Señor de
Sevilla” y “Soberano en Getsemaní”, bajo un cielo azul claro despejado y
reflejándose los rayos del sol en las doradas potencias que luce el Señor en su
Eucaristía. En pocos metros el silencio, el Señor de la Humildad y Paciencia
nos sobrecogía el alma, al pasar pero sobre todo al marcharse y poder apreciar
su espalda. La Rosa delicada de la Virgen del Subterráneo aparecia armoniosa y
delicada, con sus claveles rosas, su saya roja y oro, con su manto morado y oro
y su enjoyado pecherín estampas de otros momentos de antaño, como banda sonora,
sonaba “Como tú ninguna” de David Hurtado.
Por la Puerta Osario aparecía la Cruz de Guía escoltada por
dos faroles en plata, los nazarenos de
antifaces de terciopelo morado de la Cofradía de San Roque, pronto llego el
paso del Nazareno de las Penas acompañado por el cirineo, luciendo para la
ocasión túnica lisa morada y un monte de claveles rojo, andando con zancada
larga pasaba con nuevos sones de la Banda de Cornetas y Tambores Esencia, raro
se me hizo no escuchar a la Centuria, ni peor ni mejor, sino raro. El paso de
la Virgen de Gracia y Esperanza, ya metida en la sombra de la calle Jáuregui
andaba dándole paso a la trasera a los sones de la música, también exornada con
claveles blancos en forma de fanal en sus jarras, llegaba con la candelería aun
apagada. En su vuelta a casa tubo que modificar el itinerario por las lluvias
que se esperaban pasada la media noche y regreso desde la plaza de la Alfalfa,
por la calle Águila hasta salir a la ronda y hacer su entrada en la plaza
Carmen Benítez.
Ya pasadas las ocho y cuarto de la noche el Crucificado de
la Buena Muerte acompañado de Maria Magdalena hacia su entrada en la Catedral a
los sones de “Magdalena Bendita”, no sin antes hacer la parada de rigor, para
bajar la cruz y meter sus pies entre el intenso monte de claveles rojos que se
perfilaba con lirios morados cobre la madera del canasto, una vez arriba se
mandó de frente y así entro por la estrecha puerta de San Miguel.
Con la
candelería totalmente encendida se podía ver a la Virgen de la Hiniesta, que
comenzaba a girar desde la Calle Alemanes para subir la Cuesta del Bacalao a
los sones de la marcha dedicada a la Rosa de San Julián, “Estrella Sublime”.
Desde San Juan de la Palma los ordenados nazarenos blancos
salían detrás de su Cruz de Guía a la hora fijada en los itinerarios, el gran
paso de Misterio del Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes salía bajo
el silencio de los asistentes, que no eran pocos, y con el sonido del rachear
de los costaleros y las ordenes de su capataz, los Villanueva. Cuando faltaban
por salir las maniguetas trasera comenzaron las primeras notas de “Silencio
Blanco”. Al contrario lo hacia el sevillanísimo paso de palio de la Virgen de
la Amargura, una de mis debilidades, desde antes de hacer su salida ya estaba
sonando los acordes de la marcha “Amarguras”, delicadeza en sus lagrimas, en
sus manos, en sus ojos, incluso en su breve conversación con Juan, de testigo
su candeleria completamente encendida y sus ramos de claveles blancos.
Con “Cristo del Amor” hacia la entrada en la plaza de San
Francisco, la esperada Borriquita, llevando al Señor de la Entrada, pasada las
once y cuarto de la noche con su andar sobre los pies, el Zaqueo siempre
pendiente desde lo alto de la palmera y muchos los niños que aun a esas horas
acompañaban en sus tramos al primero de los pasos, por lo que vimos palmas, y
túnicas blancas y el alboroto que supone estas primeras parejas de nazarenos
entrañables. Enmudecía la plaza al llegar el señor del Amor, magnifica la
estampa con el fondo de la Giralda totalmente encendida, solo se mantenía
despiertos en el conjunto los ángeles anunciadores y el pelicano que no se
cansa de dar de comer a sus hijos. Tres golpes de martillo y el palio de la
Virgen del Socorro al cielo entre nubes de incienso, sonando “Soledad dame la
Mano” otra estampa que recomiendo, en cualquier sitio, en cualquier momento,
admirar a la Virgen María, en esta advocación, es sublime.
En la noche cerrada, con nubes que amenazaban agua, llegaba
la Cruz de Guía de la Cofradía trianera del día a la capilla de la Estrella,
tramos de nazarenos iban entrando hasta que llegó el “Penita de Triana”, con un
exorno floral silvestre, el Señor orante reviraba para cuadrarse y mirar a un
barrio totalmente entregado, levanta dedicada a los niños refugiados que mueren
cruzando las aguas para buscar una mejor vida, fue al cielo y comenzó a sonar “Una
vida de esperanza”, poco a poco avanzaba hacia la capilla entrando
completamente a las ordenes del capataz y meciéndose a los sones de la marcha
real.
Con jacintos en sus jarras y sobre sus respiraderos, perfumó Sevilla, con andar de nana para dormirla llegaba y
reviraba para cuadrarse ante las puertas de su parroquia el paso de palio de la
Virgen de la Estrella, maniobra realizada de una forma un poco apresurada por
las pequeñas gotas que caían sobre el palio, hacia su entrada poco a poco con su
candeleria completamente encendida y bajo palmas y vivas de sus vecinos
trianeros, muchas lagrimas mientras la Virgen se asomaba de nuevo un poco para
despedirse, sonaba la marcha real cuando de nuevo asomaba sus maniguetas
delanteras, se cerraba así un gran Domingo de Ramos, ya sobre las dos y diez de
la madrugada del Lunes.
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