domingo, 4 de septiembre de 2016

DOMINGO DE RAMOS: CON PRISAS PERO SIN PAUSA

Las previsiones daban probabilidad de agua y seguíamos mirando al cielo tal y como habíamos comenzado las jornadas de vísperas, sin embargo, y tras retrasar lo máximo posible en el tiempo su salida, la Hermandad de la Paz se hizo presente en el Porvenir a las dos y seis minutos de este domingo y sus nazarenos blancos pusieron normalidad al ser los primeros en salir de la jornada tal y como está mandado, con un ritmo un poco mas ligerito de lo normal, pero no por ello menos hermoso, en menos de una hora, estaba la cofradía en la calle, eso si, modificaron el itinerario de ida, y al llegar a la Puerta de Jerez, avanzarían por la avenida hasta salir a la Plaza Nueva y Tetuán.

Desde el Salvador, se informo lo que muchos sevillanos intuíamos, si por la tarde noche las probabilidades de lluvia eran mas escasas, volveríamos a disfrutar del paso de la Sagrada Entrada con las luces de la noche, y así ocurrió, pocos minutos pasaron de las cinco menos cuarto y un nazareno de la Cofradía de Jesús Despojado pidió la venia en Campana para inaugurar la Carrera Oficial de esta bendita Ciudad. El paso de misterio de los Despojos realizó su dificultosa salida a la plaza de Molviedro a los sones del particular tocar de la Agrupación de Virgen de los Reyes, que tras interpretar la marcha real, y levantarse al cielo el paso, comenzó a sonar “Tu Misericordia”, el Señor lucia túnica blanca, el exorno sobre el dorado del canasto eran rosas de un tono entre rosa y moradas claras, con la plaza abarrotada comenzaba su clase de saber andar para alegría de los presentes, muchas chaquetas y móviles arriba para inmortalizar el momento. La respiración la contuvimos cuando le tocaba salir al paso de Palio de la Virgen de los Dolores y Misericordia, que sus costaleros con mimo y mucho corazón pusieron en la calle entre aplausos del respetable que allí estaba aguardando la espera.

Poco a poco y con algunos retrasos todas las cofradías salieron a realizar su Estación de Penitencia tal y como esperábamos los jartibles cofrades, los hermanos de la Hermandad de la Paz, y de la Hiniesta, hicieron un gran esfuerzo por llegar en hora a la Plaza de la Campana y no dejar mucho retraso, y en su año de su coronación la Virgen de la Paz atravesó la plaza con prisas pero sin pausa, con elegancia y andando sobre los pies, y luciendo esa belleza radiante que solo la Dolorosa del Porvenir es capaz de lucir cada Domingo de Ramos, con su marcha llegaba hasta el palquillo de autoridades con la candelería a medio encender y sus ramos de fanal de claveles blancos. Coronación, se interpretó haciéndole un guiño a la que hace 25 años estuvo en su casa y realizó su Estación de Penitencia desde San Sebastián, mientras se creaba la nueva Parroquia del Barrio del Cerro del Águila y se despidió esta gran chicotá con la marcha dedicada a la Dolorosa de Francisco Pizarro, Virgen de la Paz.

El paso de Misterio de la Sagrada Cena bajaba por la Calle Laraña para revirar hacia Orfila a los sones cigarreros de la marcha “Señor de Sevilla” y “Soberano en Getsemaní”, bajo un cielo azul claro despejado y reflejándose los rayos del sol en las doradas potencias que luce el Señor en su Eucaristía. En pocos metros el silencio, el Señor de la Humildad y Paciencia nos sobrecogía el alma, al pasar pero sobre todo al marcharse y poder apreciar su espalda. La Rosa delicada de la Virgen del Subterráneo aparecia armoniosa y delicada, con sus claveles rosas, su saya roja y oro, con su manto morado y oro y su enjoyado pecherín estampas de otros momentos de antaño, como banda sonora, sonaba “Como tú ninguna” de David Hurtado.






Por la Puerta Osario aparecía la Cruz de Guía escoltada por dos faroles en plata,  los nazarenos de antifaces de terciopelo morado de la Cofradía de San Roque, pronto llego el paso del Nazareno de las Penas acompañado por el cirineo, luciendo para la ocasión túnica lisa morada y un monte de claveles rojo, andando con zancada larga pasaba con nuevos sones de la Banda de Cornetas y Tambores Esencia, raro se me hizo no escuchar a la Centuria, ni peor ni mejor, sino raro. El paso de la Virgen de Gracia y Esperanza, ya metida en la sombra de la calle Jáuregui andaba dándole paso a la trasera a los sones de la música, también exornada con claveles blancos en forma de fanal en sus jarras, llegaba con la candelería aun apagada. En su vuelta a casa tubo que modificar el itinerario por las lluvias que se esperaban pasada la media noche y regreso desde la plaza de la Alfalfa, por la calle Águila hasta salir a la ronda y hacer su entrada en la plaza Carmen Benítez.


Ya pasadas las ocho y cuarto de la noche el Crucificado de la Buena Muerte acompañado de Maria Magdalena hacia su entrada en la Catedral a los sones de “Magdalena Bendita”, no sin antes hacer la parada de rigor, para bajar la cruz y meter sus pies entre el intenso monte de claveles rojos que se perfilaba con lirios morados cobre la madera del canasto, una vez arriba se mandó de frente y así entro por la estrecha puerta de San Miguel. 





Con la candelería totalmente encendida se podía ver a la Virgen de la Hiniesta, que comenzaba a girar desde la Calle Alemanes para subir la Cuesta del Bacalao a los sones de la marcha dedicada a la Rosa de San Julián, “Estrella Sublime”.






Desde San Juan de la Palma los ordenados nazarenos blancos salían detrás de su Cruz de Guía a la hora fijada en los itinerarios, el gran paso de Misterio del Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes salía bajo el silencio de los asistentes, que no eran pocos, y con el sonido del rachear de los costaleros y las ordenes de su capataz, los Villanueva. Cuando faltaban por salir las maniguetas trasera comenzaron las primeras notas de “Silencio Blanco”. Al contrario lo hacia el sevillanísimo paso de palio de la Virgen de la Amargura, una de mis debilidades, desde antes de hacer su salida ya estaba sonando los acordes de la marcha “Amarguras”, delicadeza en sus lagrimas, en sus manos, en sus ojos, incluso en su breve conversación con Juan, de testigo su candeleria completamente encendida y sus ramos de claveles blancos.


Con “Cristo del Amor” hacia la entrada en la plaza de San Francisco, la esperada Borriquita, llevando al Señor de la Entrada, pasada las once y cuarto de la noche con su andar sobre los pies, el Zaqueo siempre pendiente desde lo alto de la palmera y muchos los niños que aun a esas horas acompañaban en sus tramos al primero de los pasos, por lo que vimos palmas, y túnicas blancas y el alboroto que supone estas primeras parejas de nazarenos entrañables. Enmudecía la plaza al llegar el señor del Amor, magnifica la estampa con el fondo de la Giralda totalmente encendida, solo se mantenía despiertos en el conjunto los ángeles anunciadores y el pelicano que no se cansa de dar de comer a sus hijos. Tres golpes de martillo y el palio de la Virgen del Socorro al cielo entre nubes de incienso, sonando “Soledad dame la Mano” otra estampa que recomiendo, en cualquier sitio, en cualquier momento, admirar a la Virgen María, en esta advocación, es sublime.


En la noche cerrada, con nubes que amenazaban agua, llegaba la Cruz de Guía de la Cofradía trianera del día a la capilla de la Estrella, tramos de nazarenos iban entrando hasta que llegó el “Penita de Triana”, con un exorno floral silvestre, el Señor orante reviraba para cuadrarse y mirar a un barrio totalmente entregado, levanta dedicada a los niños refugiados que mueren cruzando las aguas para buscar una mejor vida, fue al cielo y comenzó a sonar “Una vida de esperanza”, poco a poco avanzaba hacia la capilla entrando completamente a las ordenes del capataz y meciéndose a los sones de la marcha real.









Con jacintos en sus jarras y sobre sus respiraderos, perfumó Sevilla,  con andar de nana para dormirla llegaba y reviraba para cuadrarse ante las puertas de su parroquia el paso de palio de la Virgen de la Estrella, maniobra realizada de una forma un poco apresurada por las pequeñas gotas que caían sobre el palio, hacia su entrada poco a poco con su candeleria completamente encendida y bajo palmas y vivas de sus vecinos trianeros, muchas lagrimas mientras la Virgen se asomaba de nuevo un poco para despedirse, sonaba la marcha real cuando de nuevo asomaba sus maniguetas delanteras, se cerraba así un gran Domingo de Ramos, ya sobre las dos y diez de la madrugada del Lunes.











No hay comentarios:

Publicar un comentario